Tenemos
proyectos de diferente naturaleza, no sólo queremos paliar las funestas
consecuencias de la guerra en la medida que podamos, sino que queremos más,
queremos el fin de la guerra de una vez por todas.
Para tal
objetivo, pensamos durante meses la manera de conseguir la paz. Desde luego que
es una labor muy compleja, puesto que durante estos dos años de conflicto, se
ha extendido el odio más brutal entre ucranianos y rusos. Nosotros lo
rechazamos de pleno. No admitimos ni una mala palabra contra ucranianos o
rusos.
Pero eso no
es suficiente, se necesita construir un símbolo y ejemplo de cómo puede ser el
día después al fin de la guerra. Es decir, buscamos aquello que se levante por
encima de los bandos enfrentados, que en primer lugar, articule a todo el
Donbass en unos proyectos, que no por simbólicos son menos trascendentales. El
pueblo rechaza la guerra, y si se articula para un primer paso, creemos que la
guerra terminará.
No hablamos
aquí de cuestiones políticas, pues eso ya sería tema del que hablar cuando los
días en paz sean los únicos días de la semana, y se reconstruya todo lo que fue
destruido por la guerra, y además, que regresen los cientos de miles de
personas que hoy son refugiados lejos de su tierra y su hogar por culpa de esta
guerra.
No queremos
hablar de quien disparó primero, o de quien disparó más; lo que vemos es una
situación de guerra en la propia Europa. No queremos hablar de quien está al
servicio de qué lado; lo que vemos son fuerzas militares luchando en Europa, y
millones de personas sufriendo las consecuencias de este conflicto. Por tanto,
nosotros sólo entendemos que se puede estar del lado de la paz y del pueblo, o
del lado de la guerra. Y la paz y el pueblo es nuestro lado.
1. Proyectos de máxima urgencia.
En primer
lugar, queremos realizar proyectos que sean de máxima urgencia, tales como
suministros médicos, alimentos, ropa de abrigo, productos de higiene personal,
etc. Pero aquí necesitamos información muy exacta para calcular los costes de
actuar sobre tales necesidades de extrema urgencia. Por ejemplo, nos han
hablado sobre problemas de falta de medicamentos en Gorlovka, una pequeña
ciudad a 40 kilómetros al norte de Donetsk que ha estado durante estos últimos
dos años bajo asedio constante (en este caso, por parte del ejército
ucraniano). De este modo, en todos los casos que podamos ayudar, así lo
haremos.
2. Iglesia de San Iver.
No sólo
tenemos proyectos de máxima urgencia, pues como nuestro objetivo es construir
la paz, y esperemos, que nuestra ayuda sirva para finalizar el conflicto,
tenemos otros proyectos a largo plazo, destinados a construir un ambiente de
paz y convivencia. El primero de estos proyectos, consiste en la reconstrucción
de una iglesia, pero no cualquier iglesia y en cualquier lugar, sino una
iglesia que se encuentra en la zona de mayores combates de toda la guerra –el
aeropuerto de Donetsk- y que ha sufrido el fuego y acero de la guerra con la
máxima intensidad.
Queremos
hacer de esta posición, el principio del fin de esta guerra. Queremos que este
sea un intermedio simbólico entre ambos bandos sobre algo que les una por
encima de todo. En ambos lados son cristianos y es algo que comparten por
encima de lo político, e incluso han quedado familias separadas a cada lado de
la línea del frente, se separaron al huir de la guerra, o aún peor, murieron
porque la guerra llegó a sus hogares. Desde luego que hay más razones para el
fin de la guerra, que para su continuación.
Por
supuesto, hemos estimado profundamente la complejidad de este proyecto, pero,
ayudar a la gente que sufre, paliar las consecuencias de la guerra, se nos
queda cuanto menos pequeño. Queremos el máximo objetivo, y lo encontramos en el
fin de la guerra.
Si
conseguimos que esta reconstrucción implique en primer lugar a los habitantes
del Donbass de ambos lados del frente bélico, y en segundo lugar, que ambos
bandos enfrentados no se disparen o en el mejor de los casos, que incluso
ayuden a la realización de este proyecto, podremos tener –tal vez- un punto de
paz, donde cambie la dinámica reinante, donde se ayude a quien lo necesite,
donde se construya la confianza y respeto mutuos entre todos los que están
atrincherados o escondidos a causa de la guerra.
Tal vez les
suene “el milagro de 14”, de aquella nochebuena de 1914, en que soldados
alemanes, ingleses y franceses, detuvieron la guerra por su propia voluntad
para celebrar la navidad en común. Y al día siguiente, cuando los mandos
ordenaron ataque, se encontraron con la duda de los soldados. Nadie quería
salir a matar, pues conocían a los de la trinchera de enfrente, sabían que
compartían sus esperanzas de vida, frente a unos políticos consternados porque
su guerra se había detenido sin su consentimiento.
Del mismo
modo pensamos que construyendo un ejemplo similar, en pleno frente de guerra,
entre ambos bandos, podamos construir –tal vez- “el milagro del 16”, de 2016, y
que la guerra se detenga y no regrese jamás. Que no tengamos que esperar 4 años
más, como en aquel invierno de 1914 a que la guerra se detenga después de
millones de muertos y todavía más millones de heridos en ambos bandos, tanto
civiles como militares.
3. Canciones por la paz y por el pueblo.
El siguiente
proyecto, es un proyecto muy simple si lo comparamos con el anterior. Es tan
abierto y sencillo como crear canciones y cantarlas en un video y ponerlo en
internet, es decir, es un proyecto para cualquier persona del mundo. El
objetivo es cantar sobre la paz, sobre la gente que sufre esta guerra, sobre
las cosas que hacer en un día de paz, pero no sobre cuestiones políticas. Hay
que hablar de lo que une, y tal cosa que une es el fin de la guerra, y esto
puede ser en cualquier idioma, no sólo en ucraniano o ruso. Con este proyecto
creemos que puede ser útil para mantener la memoria colectiva de aquellos que
sufren el conflicto, y también mantener una fuerte corriente de opinión social
contra esta guerra.
Por ejemplo,
si una pareja de ancianos de alguna aldea recóndita del Donbass, de repente, se
le hace llegar un video de una canción que aquellos ancianos recuerden con
cariño, y que la canta un grupo de personas, qué se yo, del norte de Zamora
(España), y además se les hace llegar ese video personalmente. Resultará
–quizá- que esas personas del Donbass recibieron un mensaje de otra gente y
otro lugar del cual no conocían de su existencia, pero que desde allí partió un
mensaje positivo para alguien concreto que sufre la guerra. Del mismo modo que
los niños de un colegio en Normandía (Francia) podrían hacer lo mismo con los
niños de un colegio de Mariupol. La esencia de esta idea es conectar a través
de una canción, bonita y apreciada en el Donbass, que les llega desde cualquier
parte del mundo.
4. Construcciones españolas típicas.
Si la guerra
tiene un frente, nosotros tenemos tres. Y de hecho, este proyecto consta a su
vez de tres partes. Hace casi un año, empezamos a desarrollar ideas sobre una
perspectiva diferente en la ayuda a la gente que sufre la guerra. No sólo hay
que pensar en las consecuencias o en las causas según lo antes expuesto.
También hay que pensar en el tiempo después de la guerra, en cómo volver a la
vida tras lo visto y sufrido por la guerra. Este es nuestro proyecto para el
día de mañana, sobre todo, para las generaciones que hoy son niños y no
entienden qué ha pasado desde abril de 2014.
Pensamos
tres ejemplos para este proyecto. Bodegas, pallozas y claustros. El común
denominador es que sea un proyecto donde los adultos enseñan y los niños
aprenden el valor de construir, y también, el esfuerzo que ello supone.
Aprender a crear, y valorar el esfuerzo, nos parecen valores muy necesarios,
para que los adultos no se olviden de lo que cuesta construir, pero también, de
lo importante que es valorar el trabajo y el esfuerzo constante para construir
algo, en este caso, diversas edificaciones. Sin olvidar que un buen momento con
los seres queridos, evade a las personas de la realidad de la guerra, y cuando
no queden señales de esta guerra, serán un enriquecedor sitio de reunión
social.
En primer
lugar, tendríamos las bodegas como construcción subterránea sencilla donde
fabricar alimentos (embutidos, quesos, bebidas), pero también donde reunirse.
En España es muy típico comer o cenar con familia o amigos en bodegas. Y el
sentido es que sea un lugar social, donde crear alimentos y bebidas, lo cual es
bueno para todos, y más bueno todavía es que se pueda reunir la gente para compartir
un espacio tan peculiar como una bodega.
En segundo
lugar, las pallozas son unas construcciones muy antiguas, que en España datan
de hace más de 2.000 años y se basan en una casa de planta circular con una
pared de piedra que se eleva en torno a un metro o metro y medio del suelo y
consta de un enorme y cónico tejado. La idea de estas viejas cabañas –que
también encuentran sus parecidos en construcciones de la antigua Rusia- es su
edificación en los numerosos parques de las ciudades y pueblos del Donbass.
También son fáciles de construir y la idea de nuevo es enseñar y aprender a
construir, pero también, traemos a colación una vieja tradición española entre
León y Asturias que es el Filandón. Esta es una reunión en torno a la hoguera
central de la palloza que además de calentar y preparar la comida, también es
el lugar donde narrar historias, leyendas o anécdotas. Así sería
entretenimiento colectivo pero también enseñanza y aprendizaje de idiomas, como
ucraniano y ruso.
Y en tercer
lugar, la vistosidad y utilidad de los claustros. Este sería un edificio de
planta cuadrada, con un patio en el centro y las habitaciones alrededor; y todo
lo demás se puede modificar según disponibilidad, pues lo típico serían dos
plantas y una buhardilla. La idea de esta construcción, bastante más compleja
que las anteriores, es la de crear un edificio como tal, donde realizar
actividades sociales, o incluso que fueran escuelas. El patio interior, con una
fuente o pozo donde tener suministro de agua como centro de un jardín interior
donde enseñar o no olvidar la importancia de cuidar las cosas importantes, pues
si se cultiva algo tan poco épico como unas patatas, pero después de meses, se
recogen, se limpian y se cocinan, resulta que aquello insignificante se torna
en esencial; que un pequeño gesto se convierte en alimento. Por otro lado, para
la decoración interior del claustro, las columnas podrían decorarse con famosas
y vistosas tallas de madera, típicas de Ucrania y Rusia; o también decorarlo
con preciosos bordados, pero siempre que sea una labor de adultos y niños.
CONCLUSIONES.
En
conclusión, queremos ayudar a la gente que sufre la guerra, pero también
queremos ayudar a que termine esta guerra. No queremos ayudar a los
damnificados de guerra durante décadas porque el conflicto siga en marcha. La
guerra enseña lo fácil que es destruir, y esa es una mala lección para las
generaciones venideras; la guerra tiene un tipo de fuerza, y la paz también
posee su fuerza propia, la fuerza de crear, y al igual que una guerra necesita
soldados, la paz necesita la fuerza de los constructores.
Queremos
aportar nuestro esfuerzo para pasar por encima de la política y estar con el
pueblo que sufre la guerra, pues el pueblo es nuestro lado. Y tampoco nos
olvidamos del futuro, pues la guerra acabará algún día, esperemos que cercano,
y se debe retomar la vida, pero si aportamos también un valor positivo, para
que nadie se olvide lo importante que es vivir en comunidad, enseñar lo que se
conoce y aportar lo que se tiene, en definitiva, compartir lo mejor de todos
nosotros; entonces, de seguro que habrá un futuro próspero y en paz, como tan
seguro es, que el futuro será un tiempo de muchos esfuerzos, pero como esas
insignificantes patatas del ejemplo que mencioné, de esas semillas que
plantemos, de los cuidados que hagamos, dependerá que mañana haya alimento o
haya tierra muerta.